domingo, 16 de enero de 2011

Olores

Hace años leí una novela de Stanislav Lem llamada Congreso de Futurología que me dejó muy impresionado. Por no reventarles mucho la historia por si les da por leerla, el argumento trataba de una sociedad futura en la que se vivía muy bien aparentemente, pero era debido a que la gente respiraba sustancias que el gobierno distribuía en el aire y que les hacía ver la realidad como ellos querían. El protagonista se hacía con una máscara antigás y entonces veía la realidad en toda su tristeza. El mundo era una porquería y todo estaba realmente roto y feo.
Al contrario que en la mencionada novela, el gobierno nos ha dado máscaras antigás a todos con la Ley antitabaco y nos ha hecho ver lo lamentable que es el mundo real.
En tres bares que he entrado esperando oler un perfume libre de humos, y disfrutar del paraíso de los no fumadores (como es mi caso) me he encontrado con rancios aromas a fritanga, comida de ayer y otras delicias por el estilo. Mis amigos más marchosos me comentan que en las discotecas, pubs, etc. ahora corre aroma a humanidad, que supongo que es más natural que la del humo del tabaco, pero que sinceramente, a mí me gusta menos.
En las calles, una legión de zombis con cigarrillo en la boca pululan a las puertas de los bares, como en una película de Darío Argento. Supongo que en verano dará menos penita.
¿Humo o fritanga? ¿Tabaco o chotuno? He aquí la cuestión.