sábado, 18 de agosto de 2012

Los monos y la palmera


En un laboratorio realizaron el siguiente experimento: En una gran jaula metieron cinco monos y una palmera. A los monos se les alimentaba escasamente, pero en la palmera había cocos y fruta. Cada vez que un mono subía a la palmera a por fruta, todos recibían una descarga eléctrica. Al cabo de varias descargas cada vez que un mono intentaba subir a la palmera, los otros cuatro se lo impedían y le daban una paliza. De esta forma, los monos dejaron de recibir descargas y de intentar subir a la palmera.

Posteriormente sustituyeron a uno de los monos, que en cuanto intentó subir a la palmera a por fruta recibió la paliza de rigor de sus compañeros. Igualmente si otro mono intentaba subir, aprendió que había que darle una paliza. Luego se cambió otro mono con idénticos resultados. Así se fueron cambiando los cinco monos originales con el resultado de que cada vez que un mono intentaba subir a la palmera los otros le daban una paliza, esta vez con la diferencia respecto al principio de que ningún mono sabía por qué ya que ninguno había recibido nunca una descarga.

En los trabajos oficiniles ocurre bastante y de hecho he contado esta historia muchas veces a empleados que cuando se les propone un cambio se cierran en banda aludiendo que nunca se ha hecho tal cosa o incluso cuando les preguntas porqué realizan así su tarea la respuesta es que o no lo saben o porque se lo enseñaron así.

Desde un punto de vista macroeconómico pasa algo parecido en España. Cada vez que alguien intenta hacer algo distinto, los monos le dan una paliza preventiva, aunque no saben en prevención de qué.

En los departamentos de investigación de muchas empresas y universidades quedan algunos monos viejos que no quieren cambios porque no les conviene y sus monos sustitutos han aprendido a mantener la situación sin cambios. Los monos nuevos, para poder subirse a la palmera tienen que irse a otro país.

Cuando vamos a votar cada cuatro años, en el fondo pensamos que mejor no vamos a innovar, aunque se ha demostrado la inutilidad de los que han gobernado desde los dos grandes partidos. Pero el miedo a la paliza vuelve a hacernos mirar hacia arriba y añorar la fruta nueva, pero sólo eso, añorar sin movernos. Votamos lo de siempre porque siempre ha sido así, o al menos así nos lo han contado.

Queridos monos, les sugiero que cambien, que innoven, que se junten para defenderse de los monos viejos y que hagan lo imposible por subir a la palmera. La fruta distinta es lo que necesitamos para salir de este estancamiento, y con un poco de suerte, al subir a la palmera puede que desde ahí arriba veamos la salida de la jaula.