sábado, 19 de diciembre de 2009

Taxi Driver

Siempre me ha fascinado la figura de Travis Bickle, el protagonista de la película Taxi Driver. Este muchacho se presentaba en una empresa de taxis de NY para solicitar un empleo en el turno de noche. Y después de una corta conversación se lo daban. Los requisitos eran que tuviese carnet de conducir limpio. Tan limpio como su conciencia decía el bueno de Travis.

Me fascina la escena por lo lejana que quedaba de Madrid. En Madrid no puedo levantar una empresa de taxis porque es necesaria una licencia gremial limitada en número y por tanto carísima. En casi ninguna ciudad puedo hacer una empresa de taxis a tres turnos en la que contratar a Travis Bickle (que no puede dormir y quiere ganar algo de dinero) y en la que crear empleo y dar un buen servicio. Mi vecino que es más listo que yo, no puede levantar otra empresa que dé mejor servicio que la mía y a mejores precios porque los gremios lo impiden.

El Parlamento ha aprobado la Ley Omnibus sobre el libre acceso a las actividades de servicios y se ha montado la tremolina en el gremio del taxi. Les voy a explicar porqué estoy de acuerdo con esta Ley. El meollo de la cuestión radica en el artículo 21 de dicha ley, sobre todo en la frase Se suprimen los artículos 49 y 50 (Ley 16/1987, de 30 de julio, de Ordenación de los Transportes Terrestres), que quedan sin contenido. Si tienen curiosidad por ver qué dicen estos dos artículos ahí va el vínculo. Por resumir, se anulan la obligatoriedad de títulos administrativos habilitantes para el transporte de viajeros y mercancías.

Como pueden ver en el link que les he puesto en la palabra Gremio, su función es principalmente la anulación de la competencia a través del control de las tarifas y de la calidad del servicio. Pero es que el gremio del taxi no tiene las otras características de los gremios, es decir, no hay estructura gremial, ni aprendizaje, ni maestría ni nada que pueda hacer ver a este grupo con algo de profesionalidad. Por eso es bueno que este gremio, como tal estructura, desaparezca.

Si la habitual tibieza del gobierno no lo impide, pronto podremos ver empresas competitivas de taxis, que den servicios de calidad, creen empleo y seleccionen a los mejores frente a los peores. Se llama economía de mercado y funciona bastante bien, o eso dicen. Los actuales taxistas se tendrán que acoplar a la nueva situación. El que lo haga prevalecerá y el que se enroque fenecerá.

Para conducir un taxi sólo hace falta saber conducir y poco más. El resto de la pericia se puede adquirir con la experiencia. Y puestos a tener taxistas estereotipados que escuchen la COPE y sean muy fachas, yo quiero que Travis Bickle entre en mi empresa para conducir, limpiar el taxi y las calles de paso.


Nota: Siento meterme en las competencias del Gremio de Bloggers de Cine (Crowley, Mario, Truca y otros muchos). Denunciadme si os atrevéis. ¡Bwahahahahah!

sábado, 12 de diciembre de 2009

Lotería

Supongo que a estas alturas de Diciembre todos ustedes tendrán al menos una participación de la Lotería de navidad en el bolsillo. Lo normal es que tengan uno o dos décimos y varias participaciones; del colegio de los niños, del vecino , de la asociación de la defensa de la alcaparra, etc.

Al igual que la Sra. Kutusova (a la que Alá bendiga por 20 generaciones) yo decidí hace tiempo que había que limitar el gasto en Lotería porque habíamos llegado a límites intolerables. En una ocasión nos juntamos con 100€ cada uno entre la Lotería de cada empresa, más las participaciones de todos los conocidos más la compartida con familiares y amigos, y todo para obtener 20€ en un reintegro y otros 20€ en premios de participaciones que jamás nos molestamos en cobrar.

Bueno, todo esto viene a cuento de lo que me sorprende de verdad que es que las empresas se afanan en ejercer de loteros todos los años y la verdad es que me parece una actitud suicida por su parte.

Todos los años la mayor parte de las empresas españolas pasan circulares preguntando quién quiere lotería, reservan decenas de números, montan logística para el reparto de dicha lotería e incluso algunas empresas en las que he estado la cobraban por nómina. Y todo esto ¿para qué? Veamos los escenarios.

Escenario 1. El normal, No toca nada. Fue bello mientras duró pero todo el esfuerzo fue baldío.

Escenario 2. Toca un premio menor. Alegría y consolidación de la idea de que la lotería de la empresa PUFOSA (del Grupo Hampo) toca más, por lo que el año que viene lo querrá más gente y el esfuerzo de la empresa en hacer algo que no le reporta beneficio alguno aumenta.

Escenario 3. Altamente improbable. Toca un premio mayor. Explosión de alegría. Los que han comprado un décimo deciden cambiar de coche, “tapar agujeros” (¡Dios, como odio esa frase!), y algunos acelerar su baja de la empresa. Normalmente los jefes han comprado más de un décimo con lo que empiezan a pensar en montar su propio negocio, prejubilarse, y cosas así. Y sobre todo muchos de los empleados irán el Lunes a trabajar con una suficiencia que suele ir en contra de la disciplina elemental que rige en cualquier empresa medianamente seria. El resultado creo que puede llegar a ser un grado de anarquía que ponga en peligro la empresa. Esto se acentúa en PYMES en donde la relación personal es más importante. Si de una empresa de 30 se piran 10 y se quedan otros 10 sobrados de pasta ¿Qué pasará con esa empresa?

Lo que digo es que si un grupo de compañeros compra un mismo número me parece correcto, pero las empresas tienen que dedicar sus recursos a ser productivos y no tareas que no le son propias.

Y por si alguien se lo pregunta, NO he comprado lotería de mi empresa y SI he comprado lotería en mi pueblo y una participación de un colegio. Buena suerte a todos.

sábado, 5 de diciembre de 2009

El problema no es el pirateo sino la libertad


Esta semana hemos asistido al lanzamiento de un torpedo por parte del gobierno contra Internet. El barco lo ha esquivado pero la sensación de peligro permanece, al menos en el que suscribe. Les resumo lo que ha ocurido por si se me pasa algo.

En el anteproyecto de la idea primigenia de lo que pudiera ser que pudiera una Ley de Economía Sostenible (sic) en su página Art. 154 Punto 4 dice que:

Corresponde a la Sección Segunda el ejercicio de las funciones previstas en los artículos 8, 11 y concordantes de la Ley 34/2002, para la salvaguarda de los derechos de propiedad intelectual frente a su vulneración por los responsables de servicios de la sociedad de información. Reglamentariamente se determinarán la composición y funcionamiento de la Sección y el procedimiento para el ejercicio de las funciones que tiene atribuidas.

Así dicho no parece gran cosa, es más ¡menudo coñazo!, pero como pueden ver en los links que les he dejado en cada Ley lo que viene a decir es que en lo tocante a temas que no le molen al gobierno dentro de servicios dentro de la sociedad de la información, me voy a saltar el detalle del Art. 8 de la Ley 34/2002 que dice que “sólo la autoridad judicial competente podrá adoptar las medidas previstas en este artículo” y le voy a traspasar dicha potestad a mis amiguetes de la Sección Segunda que no son jueces de esos tan lentos y aburridos sino amiguetes muy dispuestos a cerrar cautelarmente páginas que digan cositas que no me gustan.

Si es que la gente del PP que legislaba en 2002 no pensaba en el futuro, no como los de ahora que sí que saben. Lo que parece que no saben es que hay cientos de miles de líneas de ADSL instaladas en España, y por lo tanto hay millones de personas que usan diariamente Internet bien en sus casas o bien en sus trabajos. La conciencia colectiva ahora tiene nuevas herramientas de composición. Las televisiones y los periódicos de papel cada vez influyen menos e internet y lo que miles de modestos bloggers escriben a ratos libre junto con profesionales del periodisma cada vez influyen más. Y eso amigo, un gobierno con ansias de poder y de control no lo puede tolerar con facilidad.

Posteriormente todos se han quejado, el gobierno ha reculado y ha vuelto a hacer el ridículo a costa de quemar a una ministra, pero ha quedado una sensación de mal sabor de boca con este asunto que tardará en irse

El problema no es el pirateo sino la libertad. Si mañana no puedo bajar una canción sin pagar podré soportarlo, al igual que lo soportaba cuando no existía Internet. Lo que me haría echarme al monte sería no poder publicar esta reflexión que pocos van a leer pero que me hace sentir tan bien.

Esta semana soy un poco rollo pero la próxima hablaremos de temas más ligeros como la Lotería de Navidad.