sábado, 3 de diciembre de 2011

Sueños de niño

He viajado mucho en coche desde que era pequeño. Muchos viajes desde Madrid a Galicia y a Almería marcan el kilometraje de mi infancia. Siempre me recuerdo apoyado entre los asientos del piloto, mi padre, y el copiloto, mi madre. Entonces no había cinturones de seguridad traseros, lo que permitía esa cercanía con mis padres durante horas, su olor, sus conversaciones que nunca debían salir del coche… en un momento del viaje a media hora de salir, pedía el mapa de carreteras para ver la ruta, los pueblos que íbamos pasando y los kilómetros que faltaban para el siguiente. Con el reloj medía el tiempo que mediaba entre pueblo y pueblo y calculaba la velocidad media. A mi padre le encantaba y como buen militar e investigador operativo que era me planteaba nuevas preguntas y retos. ¿Cuánto crees que queda para llegar?¿Y si paramos 45 minutos? Y así, esos largos viajes por carreteras nacionales de doble dirección se hacían entretenidos y yo aprendía a leer mapas, matemáticas, geografía y mil cosas que hablaba con mis padres.

Entonces yo soñaba con un mapa que me señalara en cada momento dónde estábamos y sustituyera mi dedo por un punto luminoso y soñaba también que sería estupendo que en una esquina del mapa me dijera cuanto quedaba para llegar al siguiente pueblo. Como ya habrán adivinado ese sueño se cumplió cuando me compré un GPS y un navegador hace unos seis años. Cuando lo puse a funcionar no daba crédito. Circulaba por la carretera y el mapa en la pantalla me indicaba dónde estaba, lo que faltaba hasta el próximo punto del camino y la velocidad a la que iba. Incluso ahora me avisa si voy a encontrar tráfico o no. Supongo que otro niño de los ochenta llevó su sueño a ser realidad, cosa que le agradezco enormemente.

Volviendo a mi infancia, me gustaban mucho las series de ciencia ficción como Star Trek en las que se hablaba a las máquinas y se les daba órdenes a las computadoras que compendiaban todo el saber del mundo para que te arreglaran la vida. Con lo que me gustaba leer soñaba con un libro que me dijera lo que necesitaba saber en cada momento e incluso hablar con un ordenador mientras tenía las manos ocupadas. Soñaba con ahorrarme las visitas a las bibliotecas, realmente escasas, y a las librerías para buscar algún dato que me interesaba en cada momento.
Como habrán vuelto a adivinar, mis sueños se volvieron a hacer realidad. Por una parte, mi tablet acepta órdenes habladas e Internet me proporciona casi cualquier información que necesito en cualquier momento. Incluso con los nuevos móviles en cualquier lugar. Mi libro electrónico tiene cientos de libros que ahora leo como en años no hice.

Todo esto lo digo porque apenas me quedan sueños de niño que cumplir como los coches voladores, el teletransporte instantáneo, los viajes espaciales y los materializadores de materia¿Algún científico tendría la amabilidad de hacer que se cumplan los sueños de ese niño? En todos mis sueños ya se ha dado algún paso. Por favor, dense prisa para que pueda verlo y disfrutarlo en esta vida