sábado, 8 de mayo de 2010

Porqué a los sindicatos no les interesa una reforma laboral

Una vez planteada esta tesis, intentaré lanzar las hipótesis que lo justifiquen de una manera aséptica desde un punto de vista meramente económico.

¿Qué es un sindicato? Según la RAE es una asociación de trabajadores constituida para la defensa y promoción de intereses profesionales, económicos o sociales de sus miembros. ¿De qué viven los sindicatos? De sus afiliados y las cuotas que detraen de sus salarios además de las subvenciones que puedan obtener del Estado. Por lo tanto el target de los sindicatos no son los parados, ni los pensionistas, ni las amas de casa sino los trabajadores activos.

¿Qué persigue la reforma laboral? En España lo que persigue es la flexibilización del mercado de trabajo. ¿Y eso que significa? Dos cosas que se funden en una. Por una parte permitir o facilitar la contratación de nuevos trabajadores bonificando las cuotas sociales, facilitando los trámites, etc. y por otra parte facilitar la extinción de los contratos de trabajo ya existentes en caso de necesidad, abaratando el despido, incluyendo nuevas causas objetivas del mismo, etc. Estas dos vías deben confluir en un gran objetivo que es hacer más fácil la entrada y salida de trabajadores en las empresas de forma que los empresarios no tengan miedo a contratar para no hipotecarse a futuro con los derechos adquiridos del contratado y que los trabajadores no tengan tanto miedo a perder su puesto de trabajo porque la facilidad de encontrar otro aumenta. Eso es flexibilizar el mercado de trabajo.

Y aquí es donde chocan los intereses. Vamos a dar por buena la aproximación de que hay 5 millones de parados y 15 millones de trabajadores y que la flexibilidad antes descrita pudiera poner a trabajar a 2 millones de esos parados. Tal y como hemos definido antes, los sindicatos estarán mucho más interesados en defender los derechos adquiridos de los 15 millones de trabajadores que facilitar la entrada de esos dos millones. El cambio sustancial es que los que ya “están dentro” no quieren jugar con las nuevas reglas de que es más fácil perder tu trabajo y más fácil encontrar uno nuevo. Es posible que para que el saldo neto sea dos millones de parados menos, otros dos millones hayan tenido que cambiar de empleo por el camino y con ello sus derechos adquiridos.

Los sindicatos por lo tanto lo tienen claro. Sólo aceptan las medidas en un sentido que es la de incorporar trabajadores al mercado pero no lo tocante al despido. Pero como saben también que no se puede sostener el sistema sin las cuotas sociales tampoco aceptan la reducción de las mismas. Y la negociación social se convierte en lo que tenemos ahora; un diálogo de sordos.

De lo que se deduce el título de este post. A los sindicatos no les interesa la reforma laboral porque va en contra de sus intereses

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