sábado, 30 de abril de 2011

Ser conservador

Uno se vuelve conservador cuando tiene algo que conservar.
Esta premisa se cumple siempre y estoy convencido de que nuestros genes nos obligan a ser así. Cuando somos jóvenes y tenemos toda la vida por delante podemos permitirnos el lujo de arriegar, de innovar y de hacer pruebas con las cosas importantes de la vida. Podemos tener ideas revolucionarias y transgresoras. Podemos ser progresistas porque en el fondo nos falta progresar. Las ideas de nuestros mayores son tomadas con escepticismo porque pensamos que nuestras circunstancias y las suyas son muy diferentes (y lo son). En resúmen, tenemos la vida por delante y podemos ser optimistas.
Pero progresamos a lo largo de la vida logrando éxitos y fracasos y en un momento mucho más cercano de lo que creemos tenemos una pareja y casa que compramos con esfuerzo, unos hijos y un trabajo con el que mantenerlos. Y es en ese momento cuando buscamos lo mejor para los nuestros. Yo ya no soy yo sino nosotros… y las ideas cambian. La acción se vuelve reflexión, la rebeldía se torna sumisión y queremos conservar y defender lo que tanto nos ha costado conseguir. No queremos arriesgar porque podemos perder mucho más de lo que podemos ganar. Hemos caído en la trampa de la vida, pero se puede llegar a vivir cómodamente en ella. Nos hemos vuelto conservadores.
Y no se trata de ideas políticas sino de actitudes vitales. No queremos que nuestra hija se tatúe la cara no porque seamos unos fachas sino porque pensamos que puede perjudicarle en su vida, queremos que nuestros hijos se relacionen con estratos sociales más altos porque les puede venir bien, vemos con otros ojos los temas laborales, religiosos, familiares, políticos…
Y todo esto lo digo como persona conservadora que soy, mucho más seguro de mí mismo que hace diez años, pero mucho más cobarde para afrontar cambios profundos en mi vida. Mucho más experimentado pero, y tal vez debido a ello, mucho más receloso ante todo.

Está claro… soy conservador


Y una copia del siglo XIX de este retrato preside mi salón.Casualidades de la vida.

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