sábado, 3 de marzo de 2012

La frase

Hay una frase que utilizaba mucho al igual que todos los españoles la usan mucho a diario. Es más, la dicen constantemente y yo no era consciente de ello hasta que un día un amigo argentino me explicaba su peripecia en una comisaría para tramitar unos papeles para su nacionalización. Después de soportar ciertas preguntas y observaciones humillantes y prepotentes por parte del comisario y mi amigo afearle la conducta y exponerle lo que la Ley española dice, el funcionario le soltó la frasecita de marras.
Y mi amigo que es muy culto, muy instruido y sobre todo muy inteligente me hizo ver lo que la frase realmente significa.

Significa chulería y que no te vas a mover de una posición aunque sepas que es injusta o equivocada. El equivalente castizo de “lo tomas o lo dejas”.

Significa dejadez y falta de interés. La habrán escuchado por ejemplo al ir a una tienda y preguntar por algo que necesitan y el empleado no quiere molestarse en buscarlo.

Pero sobre todo significa resignación. La decimos cuando no queremos seguir luchando aunque sea en esas pequeñas peleas diarias en las que hay que hacer valer tus derechos y las obligaciones propias y de los demás. La soltamos en vez de las oraciones y letanías que nuestras abuelas soltaban ante lo que consideraban inevitable “Ay Señor, hágase tu voluntad” en vez de plantearse si la razón o la ley está de tu lado, o si el esfuerzo te puede sacar de esa situación.

Por todo ello desde entonces procuro no usarla jamás y me fastidia extraordinariamente escucharla porque es volver a la peor España de siglos, la del Buscón, la del hidalgo empobrecido que no comía por llevar la capa lustrosa y remendada que “pareciera que carne a diario comía”, la del inflexible con el débil y la del servil con el fuerte.

Es una combinación letal de cuatro palabras y diez letras que espero que a partir de hoy cuando la escuchen o la digan, reflexionen sobre su significado.

Es lo que hay





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