sábado, 26 de octubre de 2013

Historia de dos rosquillas

Les quiero contar una historia de economía y cosas ricas para que vean que es fácil entender los problemas económicos con ejemplos diarios. Vaya por delante la moraleja de la historia: “La libertad económica y la libre competencia ponen a cada uno en su sitio y consigue mejoras para la sociedad”.

Hace algunas semanas se hicieron públicos los problemas económicos que tiene la empresa Panrico. Esta empresa como todos sabrán, es la que fabrica los donuts en España desde hace 50 años, es decir un clásico. Siempre recuerdo los donuts como una marca única, inamovible, sin competencia real. Tan es así, que el producto (la rosquilla glaseada) es reconocido por la marca. Nadie pide rosquillas, todos pedimos donuts. Nadie más que Panrico comercializaba los donuts salvo algún intento de industrias más pequeñas que no prosperaron.

En la máquina de vending de mi empresa siempre ha habido donuts y siempre me ha llamado la atención que el precio unitario es caro respecto a otros productos de bollería. Digamos que 0,9€ contra 0,5€ que valen otros pastelitos. Evidentemente, si ese es su precio y la gente los compra, es que el precio es bueno. Pero el hecho es que he visto varias veces al reponedor cambiando los donuts que no se venden y por tanto caducados, por otros frescos. Después de la noticia mencionada anteriormente los donuts han desaparecido de la máquina.

Hasta el otro día, en la que aparecieron en la máquina unas rosquillas (tipo donut) de la marca Dulcesol, a 0,45€. Los primeros comentarios que escuché era que esos donuts no eran “los de verdad”, que “los ricos son los de verdad”, etc. Y yo que tiendo siempre a probar cosas nuevas, compré uno y les aseguro que noté poca diferencia, aparte del precio y la marca. Los señores de Dulcesol han ganado un cliente. Al poco, más personas los estaban consumiendo. Por desgracia y debido a mi tendencia a engordar no puedo seguirles.

Como decía al principio, hay que extraer algunas enseñanzas de este hecho tan sencillito y nimio que les he contado.

1.- El hueco que deja un producto, si es demandado por la gente, se cubrirá de forma natural por alguien.

2.- A las empresas en crisis no hay que ayudarlas. A las empresas emergentes no hay que ayudarlas. Las empresas deben surgir, crecer o caer según su desempeño. SI una empresa cae, otra surgirá en su lugar que dará mejor servicio, mejores productos o mejores precios.

3.- Este progreso natural de las empresas hace que el conjunto de la sociedad se beneficie. 

Si bien me da lástima que desaparezcan las marcas que me encantaban en mi juventud, lo lógico es que todo evolucione. Cuando era niño no había Apple, ni Windows, ni Google, ni un montón de cosas que hoy en día nos mejoran la vida. Pregúntense por qué.


1 comentario:

  1. Estoy contigo. A las empresas no hay que ayudarlas. Lo que hay que hacer es dejarlas en paz. No poner tanta traba.

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